

Cités
A fines del siglo XIX, el problema de la habitación obrera llegaba a un punto álgido. Conventillos, ranchos y cuartos redondos se constituían como repositorios de la insalubridad y hacinamiento, así como de problemas endémicos y morales. En 1906 se promulga la Ley de Habitación Obrera, conocida como “la primera ley social de Chile”, con el fin de mejorar y sanear la vivienda popular colectiva. El mismo año, ocurre el terremoto en Valparaíso y luego la crisis económica de 1929, lo que produce “la mayor crisis social y de vivienda de la historia del país”.
En este contexto, se erigen cités como una solución higiénica y ventilada a la vivienda popular. Éstos, son definidos como una habitación colectiva más cara que los conventillos y “conformados por la agrupación de casas pareadas a lo largo de un pasaje peatonal”.
Ñuñoa fue receptora de una migración de nuevos propietarios que se trasladaron del centro hacia las afueras de Santiago, donde según Armando de Ramón, “la construcción se encontraba en auge, los alquileres más baratos, el aire más puro y los alimentos podían obtenerse por precios más bajos”. Si bien a comienzos del siglo XX predominó en esta comuna la construcción de casas, chalets y bungalows, existen hasta el día de hoy cités de alto valor patrimonial que pueden ser visitados en:
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Tucapel 235
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Tucapel 233
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Pedro de Oña 30-48
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Emilio Vaisse 679
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Condell 1596
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Obispo Orrego 70
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Salvador 2102
